Y desde
entonces decidieron no hacer más aventuras sin un guía. Después de
lo que les sucedió, Alberto se quedó tras el accidente parapléjico, su sueño
era ser jugador de baloncesto profesional.
Él siempre quiso jugar en su colegio al
baloncesto, pero no llegaba a la canasta porque estaba sentado en una sillita
de ruedas.
Y un día se lo contó a su padre,
decidieron montar una empresa que fuera para ellos.
Finalmente, el padre acondicionó el
patio para los parapléjicos y Alberto
pudo cumplir su sueño.
Mª Ángeles de Medio (1º ESO-A)